Este jueves, la familia de Emma Jaque volvió a alzar su voz. Acompañados por amigos y vecinos, se hicieron presentes en el Honorable Concejo Deliberante de Malargüe, donde Laura Villouta y Rodrigo Jaque —sus padres— hicieron uso de la Banca del Ciudadano para contar su versión de lo sucedido y exigir justicia.

El 27 de marzo de 2022, la vida de Laura Villouta y Rodrigo Jaque cambió para siempre. Ese día, su hija Emma, de tan solo seis años, sufrió un paro cardiorrespiratorio mientras estaba internada en una clínica privada de Malargüe. Hasta ese momento, su estado de salud era estable y los médicos les aseguraban que evoluciona bien.
Emma había ingresado a la clínica el martes anterior por una distensión abdominal, con la sospecha de un posible bolo fecal. Luego de realizarle estudios, el diagnóstico cambió a neumonía en el pulmón derecho. El viernes le hicieron una nueva radiografía, donde se observó una mancha un poco más grande en el pulmón, pero les explicaron que se debía a que estaba más hidratada. La neumóloga evaluó su cuadro y recomendó continuar el tratamiento con un antibiótico más fuerte, ya que se había detectado una leve pleura —una acumulación de líquido producto de la neumonía.
“Nos dijeron que la dejáramos internada ahí, que estaba bien. Ella miraba la tele, jugaba con el celular o pintaba”, recuerda Laura.

Todo cambió ese domingo por la mañana. Un enfermero, al que no habían visto en los días previos, ingresó a la habitación. Según el relato de Villouta, el profesional no entendía la letra de la indicación médica y le consultó sobre la medicación que Emma estaba recibiendo. Mientras la niña pintaba princesas y le acercaban el almuerzo, el enfermero le colocó una medicación. “Emma gritó de dolor apenas se la inyectaron. No era el típico llanto por miedo a una inyección. Fue un grito desesperante. ‘Mamita’ fue el último grito que escuchamos de su vocecita.”

Emma hizo un paro inmediato. El personal pidió a los padres salir de la habitación y comenzó a realizar maniobras de RCP. Pero las condiciones eran alarmantes: no contaban con un carro pediátrico, no había ambulancia disponible y tardaron 40 minutos en trasladarla al hospital de Malargüe. Allí estuvo dos horas siendo reanimada, hasta que lograron que su corazón volviera a latir. Pero el daño cerebral ya era irreversible. Fue derivada al hospital Schestakow de San Rafael, donde permaneció internada hasta el jueves. Ese día, sus padres tuvieron que despedirse de ella para siempre.

Desde el primer momento, Laura y Rodrigo informaron al equipo médico del hospital Schestakow lo ocurrido, pero les explicaron que no podían saber qué había sucedido en la clínica local. La familia comenzó a buscar respuestas por su cuenta. La investigación reveló que el domingo de la tragedia faltaban cuatro ampollas de potasio del stock clínico. Según el prestigioso toxicólogo Dr. Carlos Damín, jefe de Toxicología del Hospital Fernández y referente nacional en la materia, la causa de la muerte habría sido una inyección de cloruro de potasio, sustancia irreversible en caso de sobredosis.
“El informe que recibimos dice que la muerte fue por una falla multiorgánica causada por la neumonía. Pero las radiografías muestran solo una pleura leve. ¿Cómo explican entonces el uso de cuatro ampollas de potasio si ningún otro paciente las requería? En los casos de neumonía se utiliza una solución que lleva mínimas cantidades de potasio, no eso. Creemos que ahí estuvo la raíz del problema”, aseguró Laura.

Tres años después del hecho, recién se plantea citar a los médicos del hospital Schestakow y al personal del hospital de Malargüe. “¿Quién se va a acordar después de tanto tiempo? ¿Por qué no se hizo desde el principio?”, cuestiona Villouta.
“El dolor lo vamos a llevar toda la vida, pero sí queremos que se haga justicia. Sabemos que puede haber sido un error humano. Pero ese enfermero renunció y se fue de Malargüe. Nunca más lo vimos. ¿Quién controla que haya personal capacitado, que haya ambulancias, que las clínicas estén habilitadas como corresponde? La salud en Malargüe está muy abandonada. Y este caso no es el único. No queremos que le pase a otra familia lo que nos pasó a nosotros.”

Situación actual del caso
Actualmente, el caso está siendo impulsado por los abogados Gastón Durán y Dalila Barrera, quienes lograron que la familia se constituyera como parte querellante. Desde entonces, han tratado de darle un nuevo impulso a la investigación, que hasta el momento avanza con dificultades.
“La causa es compleja, pero hemos encontrado algunos indicios importantes”, explicó Durán. Por su parte la Dra Barrera confirmó el pedido de cambio de carátula y la posibilidad de avanzar con una imputación, junto con el reciente cambio de fiscal, lo que genera nuevas expectativas.

Además, según explican los abogados, la rápida disolución del potasio en el cuerpo humano dificulta comprobar la causa del paro cardiorrespiratorio que sufrió la niña. A esto se suma que, con el paso del tiempo, los testimonios pierden precisión, lo que podría perjudicar la investigación.
Justicia sin prioridad
Pero el dolor de la pérdida se agrava por la sensación de desamparo judicial. “La fiscal Lorente nos dijo un día: ‘Chicos, yo tengo cosas más importantes que atender’. Como si la vida de nuestra hija no fuera importante”, denuncia Laura. “Ahora dicen que hay que citar a los médicos, tres años después. ¿Quién se va a acordar? Eso se tenía que hacer en el momento.”

Durante una reciente sesión del Honorable Concejo Deliberante, la concejal Silvina Camiolo expresó públicamente su apoyo al reclamo de justicia por Emma, visiblemente conmovida: “Fue una jornada muy movilizante. Todos en Malargüe, de una manera u otra, hemos atravesado situaciones en las que el sistema de salud no ha respondido como corresponde. Pero en este caso se trata de la vida de una niña, y hace más de tres años que no hay justicia, no por culpa de los padres —que han hecho lo imposible— sino por la falta de acción de quienes deben investigar”.

Camiolo hizo referencia directa a las palabras que la fiscal habría dirigido a la familia —“tengo cosas más importantes que hacer”— y sostuvo que eso “es inadmisible”. Ya ni siquiera contábamos con los principios mínimos humanos para ejercer el cargo”.
La edil también señaló que los abogados locales que intervinieron inicialmente en la causa no lograron avances ni ofrecieron el acompañamiento que necesitaban los padres, y valoró especialmente el compromiso de los letrados que viajaron desde San Rafael para impulsar el expediente.


Emma iba a cumplir siete años. Su historia se ha transformado en símbolo de una lucha que ya no es solo familiar. “El dolor lo llevaremos toda la vida. Pero seguimos pidiendo justicia para que esto no vuelva a pasar. Porque no fue un caso aislado. En Malargüe hay muchos problemas de salud que siguen sin resolverse.”



