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Sociedad

Un viaje de aprendizaje y emociones gracias a la comunidad

Integrantes de la Agrupación Malargüina de Educación en Diabetes (AMED) participaron del 38° Congreso Nacional de Diabetes, realizado en la provincia de Córdoba. El viaje fue posible gracias al aporte solidario de la comunidad de Malargüe, que colaboró para que madres, niños y profesionales de la salud pudieran formar parte de este encuentro.

Foto: Gentileza

Tatiana Valdés y Silvia Correa, representantes de AMED, expresaron su agradecimiento: “Primero que nada, queremos agradecer a toda la sociedad malargüina por cómo contribuyó y nos ayudó. Viajamos y traemos la alegría inmensa de los logros obtenidos”.

Las integrantes destacaron que el congreso brindó valiosas herramientas tanto para las familias como para el personal de salud. En el viaje también participó Julia Palacios, trabajadora del Hospital de Malargüe. Según detallaron, lo aprendido ya comenzó a difundirse en la comunidad con el objetivo de continuar fortaleciendo la educación en torno a la diabetes.

Uno de los momentos más significativos fue la experiencia de un joven que, durante el curso, aplicó por primera vez insulina por sí mismo. “Eso es muy positivo, porque los chicos a veces ante este diagnóstico se aíslan y no naturalizan la condición. Visibilizar que deben medirse y colocarse insulina como parte de la vida cotidiana es fundamental”, explicaron desde la agrupación.

Foto: Gentileza

En retribución al apoyo recibido, AMED anunció que en el mes de noviembre –coincidiendo con el Mes de la Diabetes– se llevarán a cabo diversas actividades educativas. Entre el 10 y el 14 de noviembre se dictarán talleres en escuelas donde asisten niños con esta condición y también en espacios abiertos a la comunidad. El 14 de noviembre, Día Mundial de la Diabetes, se planea además una caminata.

El corazón se agranda de una manera que no se puede explicar. Convivimos tres días con mamás, papás y niños que viven lo mismo que nosotros las 24 horas del día. Poder hablar el mismo idioma y compartir realidades fue algo muy valioso”, sostuvo Tatiana al referirse al encuentro.

Finalmente, expresó: “Pudieron conocer a otros chicos que también usan sensores, que se pinchan el dedo o que utilizan bomba de insulina. Volvieron felices de haber compartido con sus pares… Muchos jóvenes nos dijeron que vienen más que por información, porque necesitan recargar energías. Ver a sus pares les da fuerzas para seguir adelante y mantener una vida saludable”.