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Categoría:
Sociedad

A 53 años del Malargüinazo: Cuando un pueblo se alzó en defensa de su futuro

Noticia elaborada en base a la tesis del Prof. Jorge Abaca: “El Malargüinazo. Protesta social en Malargüe del 1 al 6 de julio de 1972

Hoy se cumplen 53 años de uno de los episodios más significativos en la historia de la protesta social del sur mendocino: el Malargüinazo. Entre el 1 y el 6 de julio de 1972, Malargüe se convirtió en epicentro de una movilización popular que desafió al régimen militar de la Revolución Argentina. La chispa que encendió el fuego fue el cierre de la mina Santa Cruz, pero las razones del estallido eran muchas más.

A 53 años del Malargüinazo, Malargüe recuerda la histórica protesta que unió a todo un pueblo en defensa de su trabajo y su dignidad.

La localidad, de apenas 5.400 habitantes en aquel entonces, vivía principalmente de la minería y la actividad agroganadera. El cierre de la mina dejó sin trabajo a cientos de familias. La falta de apoyo del gobierno nacional y provincial para proteger la producción nacional frente a la importación barata de manganeso desde Brasil, sumada a la negativa de radicar una planta de la Chemotécnica Sintyal —que prometía generar empleo con el cultivo de amapola para usos medicinales—, hizo colapsar la paciencia de la comunidad.

Jorge Abaca, investigador del fenómeno, señaló –en una tesis que se encuentra publicada en la internet– que el Malargüinazo “fue un grito desesperado de todo un pueblo que no resistía más la presión de los problemas que tenía”. No fue una protesta partidaria: peronistas, radicales, conservadores, comerciantes, puesteros, jóvenes, viejos, mineros y profesionales, todos se unieron bajo una sola causa: defender a Malargüe.

La protesta fue estratégica y decidida: se tomaron las instalaciones de la radio LV19 (rebautizada “La voz del pueblo”), se bloqueó la ruta con un camión municipal atravesado en el puente del río Salado, y se organizaron asambleas populares. El intendente José Ranco presentó su renuncia para solidarizarse con su gente. Fue removido por el gobierno de facto, que acusó su actitud como “un aliento a la actitud irregular de peticionar”.

Dicha movilización logró lo impensado: el tema llegó a la prensa nacional, ministros viajaron a Malargüe, y aunque muchas promesas quedaron inconclusas, el Malargüinazo quedó grabado como símbolo de dignidad y coraje cívico.

A 53 años del Malargüinazo, Malargüe recuerda la histórica protesta que unió a todo un pueblo en defensa de su trabajo y su dignidad.

Hoy, Malargüe lo recuerda no solo como una protesta, sino como una gesta. En palabras de Abaca: “No fue solo el cierre de una mina, fue el colapso de un modelo de abandono, y la reacción contundente de una comunidad decidida a no desaparecer del mapa”.