Por
Augusto Stempels
Tras las elecciones PASO 2023, el ciudadano argentino de a pie se ve altamente perjudicado (si es que ya no lo estaba, de hecho, bastante) mientras los partidos políticos luchan por hacerse con el poder y la economía se encuentra en una situación que no hace más que empeorar. El deterioro de las instituciones políticas, la pérdida de confianza en el gobierno y su incapacidad de llevar las riendas del país, crea una incertidumbre sobre el futuro económico y social que tiene como consecuencia una inflación que corre velozmente, a la vez que, lastimosamente, de los salarios no se puede decir lo mismo. Eso sí, la pobreza, la caída de la actividad económica (y el consecuente aumento del desempleo) se encuentran hoy más que nunca a la orden del día.
¿De dónde venimos?
*Los datos corresponden a estadísticas nacionales
En el mes de julio, pre elecciones PASO, llegábamos con una inflación interanual a niveles del 115% y 60% acumulada en lo que iba de este año según el INDEC. Los niveles de pobreza, según la Universidad Di Tella, eran de 43% (proyectando que llegue al 50% a fin de año).
Mientras que la pobreza y la inflación se disparan, los salarios no pueden seguirles el paso, siendo los empleados públicos de la Nación los únicos beneficiados, ya que para estos incrementaron un 121% interanual (6% más que la tasa de inflación), seguidos por los empleados en blanco, con un aumento de 108% y, como siempre, los más perjudicados fueron aquellos en las condiciones más vulnerables, los empleados “en negro”, cuyo aumento salarial fue del orden del 82%, un 33% menos que la inflación, es decir perdieron una tercera parte de su poder adquisitivo.
Por otro lado, la mayoría de las consultoras (por ejemplo el Blanco Itaú) proyectan una recesión (caída del PBI anual) del 3%, mientras el gobierno sostiene que “no paramos de crecer”. Pero en este punto se hace imposible ocultar la mala administración de una economía que camina para atrás.
¿Cómo estamos?
Pasadas las PASO la situación no parece apuntar hacia una mejora, sino todo lo contrario. Apenas terminado el evento electivo, el gobierno anunció una fuerte devaluación de la moneda del orden del 21,6% para “cuidar las reservas” del Banco Central ante las inminentes negociaciones con los organismos crediticios internaciones como el FMI. Por su parte el dólar blue saltó de $605 a $755 el jueves pasado, es decir un aumento del 24,7%, acompañando al incremento del dólar oficial y a su vez causado por la incertidumbre sobre el futuro económico del país. Aún así, el viernes 18 cerró en $720, cayendo un 5,26%.
En una economía fuertemente dependiente del precio del tipo de cambio (el valor del peso frente al dólar) como la Argentina, en el sentido de ser en buena parte importadora de insumos para la producción y de bienes terminados provenientes del exterior, un dólar más caro se traduce a precios más elevados. A esto le sumamos el efecto de la incertidumbre de los comerciantes que ajustan sus expectativas inflacionarias, esperando que el nivel de precios se eleve aún más, y en consecuencia suben los mismos para cubrirse, pues no saben si podrán reponer sus mercancías.
A estas alturas, la moneda nacional ha perdido por completo el valor y sentido para los ciudadanos, que siempre se ven cada vez más perjudicados por tener pesos, estando condenados a perder el valor del fruto de su trabajo, siendo el dólar norteamericano la única herramienta disponible para aquellos que tienen capacidad de ahorro, lujo inalcanzable para la mayoría de las familias argentinas.
¿Hacia dónde vamos?
Si Ud. ha vivido la suficiente cantidad de años en la República Argentina, esta película seguramente ya la vió. Siempre es de esperar que tras el periodo electoral la situación de incertidumbre desate una espiral inflacionaria seguida de las consecuencias que todos conocemos. La diferencia radica en que la situación se encuentra en un punto completamente insostenible, con niveles de pobreza nunca vistos desde la gran crisis del 2001, y como siempre los más perjudicados por las malas políticas económicas son los que menos herramientas tienen para defenderse de las mismas, es decir los más vulnerables.
¿Podrá el gobierno que viene mitigar el desastre económico argentino? Contestar a esa pregunta sería como intentar adivinar cuánto va a estar el dólar mañana. Simplemente es imposible saberlo.