Desde hace varios días, la zona de Malargüe ha estado bajo la alerta constante del viento Zonda. Durante este período, la comunidad educativa de la escuela albergue 4-205 “Embajador Pablo Neruda” habría estado solicitando a la Dirección General de Escuelas (DGE) el desalbergue de los alumnos como medida preventiva. Sin embargo, hasta el momento, la DGE seguiría postergado esta solicitud debido a la persistencia de intensas ráfagas de viento.
Hoy, como resultado de las fuertes ráfagas de viento, una parte del techo de la escuela fue arrancada, generando preocupación entre el personal docente y no docente, así como entre las familias de los niños. La directora de la institución, Roxana Solorza, aseguró que los estudiantes se encuentran resguardados y que están en perfecto estado de salud.
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Sin embargo, el docente Gabriel Charco le confirmó en una entrevista a Max Belaeff, periodista de San Rafael: “La delegada no autorizó la salida, la supervisora tampoco autorizó la salida, nos obligaron a quedarnos acá y esta mañana, a las 10 de la mañana, con los niños en clases se voló parte del techo y ahora pedimos que nos desalbergaran, que nos enviaran los transportes para desalbergar (porque no sabemos si esto empeora o no), ya que esto no afloja, y nos dijeron que no nos autorizan, y que si desalbergamos sin autorización de ellos, nos van a hacer sumarios”, dijo Gabriel Charco, uno de los docentes, y agregó que “esto es una responsabilidad pura de la Dirección General de Escuelas, acá los docentes estamos haciendo lo posible y lo imposible para contener a los chicos que están en estado de angustia”.
Por su parte, Víctor Andrade, director de Defensa Civil de la Municipalidad de Malargüe, explicó que la decisión de la DGE de postergar el desalbergue se basa en la seguridad de los alumnos. Expresó: “En este momento no es conveniente sacar a los alumnos, ya que el techo afectado es sobre la escuela y no sobre donde están alojados los niños. La intensidad del viento es cercana a los 90 km/h”. Añadió que la DGE tomará medidas para llevar a los niños a sus domicilios cuando las ráfagas de viento disminuyan y sea seguro hacerlo.