Skip to content
Categoría:
Sociedad

El puente que transforma vidas en Malargüe

Desde muy joven, Laura Di Pascua convirtió la empatía en acción concreta. Su compromiso social no responde a un cargo ni a una organización, sino a una profunda vocación de servicio que la acompaña desde la adolescencia. A sus 18 años, enfrentó uno de los casos que marcaría su vida: ayudar a un niño repartidor de diarios, diagnosticado con cáncer, a gestionar atención médica, viajes, alojamiento y ayuda para su familia. Aquello fue solo el comienzo.

Una historia de solidaridad y compromiso: Laura Di Pascua, el puente que transforma vidas en Malargüe.

Laura se define como un “puente”, porque muchas veces los recursos no provienen de ella, sino de una red solidaria que coordina con sensibilidad y compromiso. “Alguien me regala una bicicleta, otro la arregla, y yo encuentro al niño que la necesita para ir a la escuela”, explicó a Malalweb. Su casa y su vehículo son centro de acopio, transporte de donaciones y sede de ideas. Cada ayuda se convierte en una posibilidad real de salir adelante.

Una historia de solidaridad y compromiso: Laura Di Pascua, el puente que transforma vidas en Malargüe.

Además de gestionar ayuda inmediata, su mirada está puesta en el desarrollo a largo plazo. Identifica habilidades en las personas y las conecta con capacitaciones o recursos para que puedan emprender y generar su propio sustento. Lo hace junto a instituciones como INTA, Banco Nación y la Municipalidad, coordinando talleres de administración, hilandería, tejidos, y más. Es por ello que Laura se define como un “puente”, justamente porque muchas de las soluciones que gestiona no surgen de ella sola, sino de una red de personas e instituciones que, al igual que ella, están dispuestas a tender la mano.

Durante la pandemia impulsó una campaña para fabricar juguetes artesanales para niños, y hoy sigue generando espacios como “La olla de la resistencia”, donde vecinos se reúnen no solo a compartir un plato de comida, sino a construir comunidad.

“En mi casa siempre hubo un plato de más. Compartir no es dar lo que sobra, es dar lo que tenés”, contó Laura. Y eso es lo que hace, sin esperar nada a cambio. Pero si algo la emociona, es que alguien le prepare un pan casero o un guiso en señal de agradecimiento: “Eso me llena el alma”.

Lejos de buscar protagonismo, su mayor satisfacción está en ver cómo las personas a las que ayudó alguna vez, hoy ayudan a otros. Porque, como dice Laura, “la vida siempre te da la oportunidad de devolver aquello que recibiste”.