¿Quién dijo que tocar tu propio fuego era malo si todo se incendiaba? A veces, quiero quemar cada paso que doy, para darle lugar a lo nuevo y encontrar en mí,
calma, después de que los bomberos lleguen y alivien un poco de todo lo que fui. Mientras le tiro agua, para darle paso al que seré.

Proceso largo pero camino más pausado que lo normal. En el afuera, todo colapsa, cae, pierde nitidez, mientras arranco lo que no me deja crecer, puede que también
alguna que otra persona, mientras busco el origen, o él me encuentra a mí.

Sé que las palabras se las lleva el viento y a las personas el tiempo, pero estos días, además de eternos, son y fueron, ráfagas de tormentas, que prometen más de lo
que dicen, más de lo que hacen, y hago, con lo que tengo, lo que puedo, mientras dejo que todo lo que no es real, se vaya y no vuelva.

Voy a mirar hacia adentro, mirarme a mí.
Por más que intente, la lupa, sigue un solo camino, y esa hormiguita cansada de llevar cosas, esta vez, se sentó.
Se cruzó de piernas, para descruzar brazos, ver miradas, desandar caminos.

Puede que pida, porque doy. Puede que en el intento de encender tu llama, olvide la mía, la deje. Pero acá estoy, tal vez ya no lamentándome por llegar tarde, porque sé que todo es a tiempo divino, y tuve que, recorrer caminos que no eran míos, para volver a trazar
líneas imaginarias que me conecten con quién soy, cuando soy.

Agarré las llaves y probé en todas las cerraduras posibles. Sé que alguna puerta se abrirá, pero buena maga, puedo hacer trucos y abrir ventanas, cerrar persianas, y escribir nuevas historias. Mientras dejo de esperar a que alguien más las escriba por mí.
Esta vez, quiero hacer las cosas diferentes, empezando por relatar mis versos que suenan, a encontrarme, para no perderme.

Una de cal, otra de arena, y un poco de magia para hacer una mezcla diferente a todas las combinaciones que vengo haciendo. Mientras aprendo a pintar fuera de la línea y crear otros colores que no existen, pero que siento, mientras ordeno mi vida personal, mis emociones y el afuera, que exije, pero voy más lento, haciéndolo a mi tiempo.

Me desnudé, y esta vez, fue de alma, también mi ser.
Me saqué trapos, retazos, etiquetas, y en alguna que otra ocasión, me reinventé.
Voy, armando otros rompecabezas, mientras desarmo el mío, y lo dejo ser, lo tiro, lo agarro, lo arrugo y lo vuelvo a crear.

Todo cambio implica empezar a crear algo nuevo.
Entonces, voy desordenando mi orden,
Rompiendo estructuras,
Construyendo nuevos cimientos,
Plantando flores,
Conectándome al mar,
Mientras desato, más de un nudo, y algún que otro hilo, para en la libertad del albedrío,
Poder elegir diferente.

Puede que mis pies pegados sobre el cimiento, empiecen a derretirse mientras escucho mi historia y dejo de comer tu helado para prestarme atención.
Todo lo que creí cierto, empieza a tomar forma, para darme nuevas verdades, y así, la asimilo, pero con precaución, recaudo, para dejarlas entrar en mí.

Me tomo un vaso y lo digiero lento.

Saboreo el momento y ya dejo de sabotear.

Mientras, además de escurrir mi ropa mojada, también alguna que otra emoción perdida en el tiempo.

Mis pies, se arraigan, para soltarse en nuevas tierras.

Quiero, decirte, además de poesía, mis emociones que son más.
Puede que no tenga prisa, pero corro igual,
Toco tu frontera, abro mis puertas,
Y te dejo pasar.
Verso y rima.
Voy dejando que aflore todo,
Sin ponerle peros ni trabas.
Ya no más.