Las calles de Malargüe se han transformado en un paisaje helado que paraliza toda movilidad. Los caminos inaccesibles y las vías resbaladizas han dejado a numerosas personas atrapadas en sus hogares, incapaces de realizar tareas cotidianas como ir de compras. Vehículos varados y deslizándose peligrosamente se han convertido en una vista común, poniendo en riesgo tanto a conductores como a peatones.
A pesar de los esfuerzos encomiables de docentes y celadores para garantizar la limpieza de los establecimientos educativos, la realidad es más compleja de lo que estas acciones pueden abordar. Las imágenes que circulan en la comunidad dan testimonio de la situación crítica que enfrentan los residentes día a día.



En medio de esta preocupante situación, los ojos están puestos en la DGE, cuyo comunicado sobre la continuidad de las clases presenciales suspendidas es esperado con ansiedad. La habilitación de clases en estas condiciones podría resultar en un riesgo evidente. Los accesos a las escuelas están en peligro inminente debido al hielo y la nieve acumulada. La seguridad de estudiantes, docentes y personal escolar está en juego.
La comunidad de Malargüe plantea una alternativa clara: solicita encarecidamente que las clases continúen en formato virtual hasta que las condiciones viales mejoren sustancialmente. La prioridad absoluta es garantizar la seguridad y el bienestar de todos los involucrados en el proceso educativo.
Mientras se espera con incertidumbre la decisión de la DGE, la Municipalidad de Malargüe, bajo la dirección del Intendente Lic. Juan Manuel Ojeda, ha tomado medidas proactivas. Un asueto administrativo ha sido decretado hasta el próximo lunes para los empleados municipales, con el propósito de proteger la salud de la población. Además, se hace un llamado a las instituciones nacionales y provinciales a unirse en esta iniciativa.
Durante esta etapa crítica, la Municipalidad asegura la continuidad de los servicios esenciales a través de personal de guardia. La Dirección de Turismo mantiene sus puertas abiertas de 8 a 20 horas, brindando atención tanto a los habitantes locales como a los visitantes.
La comunidad de Malargüe hace un llamado a la comprensión y solidaridad de todas las partes involucradas en esta situación excepcional. La espera se prolonga, pero la seguridad y el bienestar de la comunidad son primordiales.