En un emocionante relato, el reconocido malargüino Celso Jaque compartió sus reflexiones acerca del preocupante estado en el que se encuentra la torre del cincuentenario en Malargüe, un monumento que solía ser el orgullo de la ciudad y que hoy se halla sumido en la oscuridad y el abandono.
Con la falta de iluminación y la ausencia de su característico reloj con campanas y carillón, la torre del cincuentenario ha perdido gran parte de su antiguo encanto y significado. “Esta estructura fue levantada en honor a un momento crucial en nuestra historia local, los cincuenta años de la segunda creación del Departamento. Era más que una torre, era un símbolo de nuestra identidad y pertenencia”, expresó Jaque.
Siguió lamentándose de la desaparición de la icónica iluminación que solía atraer a lugareños y visitantes por igual. “Las luces que solían iluminar la torre la convertían en un faro de nuestro paisaje urbano. Su ausencia actual parece reflejar una desconexión entre nuestra comunidad y nuestra propia historia”, señaló Jaque con pesar.
El corazón de la torre, su reloj con campanas y carillón, solía ser un símbolo musical y estético que enriquecía la vida cotidiana de la ciudad. “Las campanas no solo marcaban las horas, marcaban momentos de reflexión, de encuentro y de celebración. Eran testigos silenciosos de nuestra historia”, recordó Jaque con nostalgia.
“Esta torre no es solo un reloj con campanas. Es un lazo entre nuestro pasado y nuestro presente. Su luz debe brillar de nuevo en nuestro cielo y las campanas deben resonar una vez más en nuestros corazones, para que Malargüe recupere su alegría y su conexión con la historia”, concluyó Jaque, haciendo un llamado a la acción y a la restauración de este símbolo tan querido por la comunidad malargüina.