En un esfuerzo conjunto por preservar la rica historia y embellecer los espacios públicos, la administración actual de Malargüe ha llevado a cabo una sorprendente restauración de los emblemáticos relojes que marcan el paso del tiempo en la ciudad. Los relojes, testigos silenciosos de las décadas, ahora han cobrado vida con una renovación que destaca su esplendor original.
Al ingresar por el norte de Malargüe, los visitantes son recibidos por el imponente reloj calendario, una pieza central que ahora resplandece con la vitalidad de su restauración. Este emblemático reloj ha sido cuidadosamente pintado, devolviéndole no solo su esplendor estético, sino también su funcionalidad. Sus agujas, que alguna vez permanecieron inmóviles, ahora dan un saludo constante marcando el tiempo con precisión.
Pero la magia no termina ahí. El reloj cincuentenario, con su encanto atemporal, ha recibido una atención especial por parte de la administración actual. Ubicado entre las avenidas Roca y San Martín, este reloj se erige como un icono del departamento y un atractivo para los turistas que nos visitan. Las luces que le daban un color único han sido restauradas, iluminando una vez más este atractivo icónico. Ahora, durante las noches, el reloj cincuentenario se convierte en un faro luminoso, destacando la dedicación de la comunidad por preservar su patrimonio.
La iniciativa ha generado entusiasmo entre los residentes locales, quienes ven en estos arreglos una oportunidad para redescubrir y compartir la rica historia de Malargüe. Además, los visitantes que llegan a la ciudad ahora pueden disfrutar de estos icónicos relojes en todo su esplendor, capturando la esencia única de este rincón de la provincia.
Con la restauración de estos relojes, Malargüe no solo recupera su herencia visual, sino que también marca un nuevo capítulo en su historia, fusionando el pasado con el presente de una manera que celebra la autenticidad y la vitalidad de esta encantadora ciudad.