Salo Escudero, un residente de Malargüe, con tan solo 31 años se ha convertido en un símbolo de solidaridad y generosidad al brindar viandas a quienes más lo necesitan todos los domingos al mediodía. Esta iniciativa, que comenzó hace poco más de un mes, ha crecido progresivamente, pasando de 25 a 30 viandas por semana.

El impulso detrás de esta noble acción, según el entrevistado, nace de una vida marcada por la adversidad. Salo recuerda una infancia difícil, donde la escasez de recursos y la separación de sus padres lo expusieron a situaciones de hambre y soledad. Sin embargo, gracias a su resiliencia y al apoyo divino, pudo superar esas dificultades y ahora busca retribuir a la comunidad con gestos de bondad.

“Todo empezó porque mi infancia fue un poco dura. Recuerdo que fuimos pobres y hubieron muchos días que no teníamos para comer… Pasé mucho hambre, frío y hubieron muchas cosas que me marcaron en la vida y gracias a Dios, él me ha bendecido y yo he podido superar todas esas necesidades“, compartió Salo.


Continuó contando que recibe ayuda de su compañera de vida, Anyelen Modon, y de algunos familiares y amigos para cocinar el menú de cada domingo. Añadió que pretende elaborar viandas todos los días, destacando así su deseo de expandir esta labor solidaria y recibir el respaldo necesario para alcanzar a más personas necesitadas. Pero, el mayor obstáculo que enfrentan para poder cumplirlo es que no cuentan con los recursos económicos para cocinar todos los días. En este sentido, afirmó que cada domingo, los gastos son cubiertos con dinero de su bolsillo.

Salo y su compromiso con los animales
Además de las viandas, Salo también cuida de 25 perros rescatados de la calle, una responsabilidad que asume sin recibir ayuda externa. Su altruismo se extiende más allá de las viandas, pues ha dedicado su tiempo y recursos a ayudar a aquellos que atraviesan dificultades, incluso cuando él mismo ha enfrentado momentos de escasez.

La historia de Salo Escudero es conmovedora y demuestra cómo el amor y la compasión pueden transformar vidas, no solo proporcionando alimentos para el cuerpo, sino también nutriendo el alma y ofreciendo esperanza en tiempos difíciles.