Marcelo Orellana, un vecino de San Rafael que trabaja en Las Loicas, ha dedicado los últimos tres meses a una noble causa: comprar juguetes de a poco, con mucho esfuerzo y sacrificio, para regalárselos a los niños de la escuela albergue Río Chico de Las Loicas, Malargüe. Este generoso gesto no es el primero para Orellana, quien afirma haber realizado donaciones similares en otras oportunidades, pero es la primera vez que llega a esta escuela, ubicada en una zona rural donde asisten chicos de los puestos cercanos.
Al indicar el por qué lo hizo, Orellana manifestó: “Lo hice porque hay que hacerlo cuando se puede, y con lo que se pueda”, expresó Orellana. Este acto de solidaridad busca llevar alegría a los pequeños, quienes, con una simple sonrisa, devuelven todo el esfuerzo invertido. “No hay nada más hermoso que la sonrisa de un niño”, reflexionó.
Este gesto, más allá de los juguetes, resalta la importancia de la colaboración entre la comunidad y las instituciones educativas que trabajan en contextos vulnerables.