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Sociedad

El padre augusto del pueblo argentino como tecnólogo y estratega

La villa sureña de Malargüe, ha tenido a lo largo de su historia, una gran conexión con el legado sanmartiniano. El paso de la sexta columna del Ejército Libertador encabezada por Ramón Freire en 1817, además durante 5 años el departamento se nombró coronel Fray Luis Beltrán entre 1887 y 1892, la denominación de su avenida principal y la plaza central, son algunos hitos que ratifican la presencia revolucionaria en nuestro departamento. Por eso fundamental reflexionar, desde la lejanía austral de Mendoza, sobre las tecnologías de la libertad.

La propuesta es compartir con ustedes las innovaciones tecnológicas y las técnicas que se desarrollaron durante la conformación del Ejército Libertador, las cuales dejaron como legado valores y caminos para implementar en la actualidad, verificando el vínculo entre las iniciativas sanmartinianas y nuestra realidad.

Al reflexionar sobre estos aspectos, es fundamental señalar que el General San Martín puso en valor su visión estratégica, en el área tecnología, con la participación de diversos actores sociales que ejecutaron los proyectos tecnológicos, armando un entramado social fundamental durante la etapa de gestación de la Libertad en Mendoza. 

Una construcción icónica es la que desplegó el molinero Andrés Tejeda. El desafío consistía en que los soldados, al cruzar las altas cumbres, tuviesen sus vestimentas impermeabilizadas. Para ese objetivo, el molinero, adaptó la maquinaria hidráulica para crear un batán con la finalidad de que lo tejidos abiertos se transformen en tupidos en un proceso conocido como abatanado. Las prendas sometidas a la invención, fueron enviadas desde Buenos Aires, San Juan y San Luis. Esta obra es muy valorada en la mecánica. En materia de indumentaria, y con un perfil artesanal, tuvo lugar la participación de la originaria Magdalena. A ella, el gran General le encomendó teñir los uniformes, ya que la nativa era heredera de una tradición familiar en estas prácticas. Si bien, los intentos fracasaron, Don José se entrevistó con Magdalena para valorar el esfuerzo y los intentos en la tarea.

La tradición sanmartiniana se expresa claramente, en la metalurgia. Es que el Fray Luis Beltrán construyó una gran infraestructura para fabricar y organizar las armas de la artillería del ejército revolucionario. Beltrán montó su taller en el campamento de Plumerillo, donde unos setecientos artesanos y operarios –a quienes el fraile enseñaba el oficio- trabajaban por turnos. Se fabricaban desde monturas y zapatos, hasta balas de cañón, fusiles, vehículos de transporte y granadas, artículos que se producían con metales obtenidos de la fundición de campanas de iglesia y ollas de cocina.  Pero el trabajo de Fray no sólo se quedó en la elaboración de piezas: también diseño máquinas para optimizar el trabajo de los granaderos en las alturas de la Cordillera de los Andes. Así fue que ideó equipos especiales para transportar cañones a lomo de mula, aparejos para subir las laderas más escarpadas y puentes colgantes transportables para hombres y mulas. Todos estos conocimientos los había adquirido mediante la observación y las lecturas de química, mecánica y matemáticas. El 7 de septiembre día de su natalicio, se reconoce su figura como el “primer metalúrgico” por su fragua revolucionaria.

En la ciencia cartográficas incorporó la observación y el arte para descubrir el camino más corto del Cruce de los Andes. En esta empresa, el ingeniero Álvarez Condarco, fue quien puso en valor la estrategia. La misma tenía como objeto llevar cartas, sobre la Independencia, al Gobernador de Chile Marcó del Pont, por el paso de Los Patos. Haciendo uso de su memoria visual, el hombre de San Martín relevaría los accidentes de la cordillera del paso más corto, el de Uspallata, por donde lo envió el funcionario español. Luego, los mapas dibujados por Condarco, fueron claves para que la columna del Ejército Libertador se abriera camino por los intrincados accidentes cordilleranos del paso de Los Patos sin mayores dificultades.

En materia gastronómica y logística, también se destacan innovaciones tecnológicas basada en la ciencia y la creatividad. La comida revestía un problema fundamental, el transportarla. Para alivianar la carga, encontró la solución en una comida popular y típica de Cuyo: “El charquicán”, un alimento basado en carne secada al sol, tostada molida, condimentada con grasa y ají picante, la elaboración se completaba con agua caliente y harina de maíz.

La histórica problemática del agua en Mendoza, también se presentó en el Cruce de los Andes. Como no había recursos económicos para comprar cantimploras, la creatividad y el conocimiento fueron claves para hidratar a los luchadores de la Libertad. Se resolvió transportar el agua en recipientes construidos con cuernos de vaca, cada soldado llevaba uno con agua y otro cuerno con agua ardiente para combatir el frio cordillerano.

Hablar de Pedro Vargas, Manuel Rodríguez, Antonio Merino alias “el americano”, Jorge Palacio alias “el alfajor” y las mujeres Mercedes Sánchez, Eulalia Calderón y Carmen Ureta y la apodada la “Chingolito”, una mujer que llegó a infiltrarse en la intimidad de la máxima autoridad española de Chile y convertirse en su amante. Es hablar de una verdadera red de espionaje y contraespionaje, en la que no faltaron las operaciones de acción psicológica, haciendo circular la mayor cantidad posible de información falsa, revolucionado la inteligencia militar de la época.

Las innovaciones también se presentan en la Diplomacia, incorporando rigor científico a esta política tan importante para las naciones. Mediante las traducciones de Fray Inalicán se estableció, con nuestros pueblos originarios, un sistema de cooperación para construir puentes y mejorar las relaciones históricas entre las etnias. Las negociaciones y consultas de San Martín con el Cacique Ñacuñan, fueron claves para el reconocimiento de las parcialidades como naciones y la participación de los nativos, en el cruce glorioso de 1817.

La denominada “genial desobediencia” marcó un hito fundamental en las ciencias políticas de las Provincias Unidas del Sur. Con esta decisión de negarse a pelear contra sus hermanos fortaleció las campañas libertadoras y evitó, por un tiempo corto, las guerras civiles, dejando en claro, que las adversidades internas, no son sanas en la construcción de la Patria Grande.

Los procesos descriptos anteriormente dan cuenta que la obra sanmartiniana fue una construcción multitecnológica con participación multiétnicas que dejaron un sistema de valores muy importantes como el reconocimiento al esfuerzo ante el fracaso y la importancia de intentar ante los desafíos. Otro legado fundamental, es la optimización de los recursos para llevar resolver las diferentes limitaciones o controversias que pueden ir apareciendo en las construcciones de un proyecto.

También marcan un sendero virtuoso de crecimiento y desarrollo para nuestra nación, basados en la Ciencia, en la Tecnología y la industrialización con un activo rol del Estado.  Por ahí, si ponemos en valor estas propuestas, adaptadas al siglo XXI, podríamos afirmar que cumplimos con el mandato sanmartiniano de: “crecer, sembrar y prosperar libre de toda cadena.”

REFERENCIAS BIBLIORAFICAS