En la zona rural de Río Grande, la vida cotidiana es una constante batalla contra la adversidad. Los vecinos de esta remota zona enfrentan un desafío diario que pone en riesgo su seguridad: cruzar el río Grande en jaulas improvisadas.
Desde hace años, las jaulas de cable se han convertido en el único medio de transporte para los residentes, quienes las utilizan para llevar comida, materiales de construcción, e incluso animales y niños hacia y desde la escuela. La situación es particularmente peligrosa, con el riesgo de caídas al río o accidentes debido a la falta de manivelas en algunas jaulas, que obligan a los usuarios a utilizar el sistema de forma manual.
Daiana Poblete, una vecina de la zona, compartió la dura realidad de vivir en estas condiciones. “Las jaulas son varias, alrededor de siete, y se usan para todo: desde ir a la escuela hasta transportar animales. La situación es crítica, especialmente en primavera cuando el río crece y el cruce se vuelve extremadamente peligroso”, relató la joven.
La historia de estas jaulas es un reflejo de la falta de soluciones adecuadas y de la persistente negligencia ante los pedidos de mejora por parte de la comunidad. “Mi madre, nacida y criada aquí, tiene recuerdos de cómo cruzaba el río de niña. Mi abuelo la ponía al frente de un caballo, la tapaba con su poncho para protegerla del miedo. Hoy en día, los niños siguen cruzando de manera peligrosa, y los incidentes son frecuentes”, contó.
La jaula que utilizan los vecinos de Río Grande para cruzar el río enfrenta múltiples peligros. El viento puede inclinarla peligrosamente y el peso de los pasajeros y la carga a menudo la hace descender, incrementando el riesgo de caída al agua. Las crecidas del río, especialmente en primavera, complican aún más el cruce, convirtiéndola en un verdadero desafío de supervivencia. En ocasiones, la jaula queda del otro lado del río porque alguien la usó anteriormente, y esto obliga a los residentes a recurrir a métodos peligrosos: algunos se cuelgan del cable para arrastrar la jaula de regreso, mientras que otros se arriesgan a cruzar nadando, enfrentando un riesgo considerable para llegar a su destino.
Afirmó que la comunidad intentó varias veces solicitar ayuda a las autoridades locales para construir un puente seguro, pero las respuestas fueron insuficientes. Incluso hubo un intento de solución temporal cuando el Ejército construyó un puente, pero fue retirado después de su uso según comentó la entrevistada.
“Hace unos días, una niña perdió su mochila con útiles escolares e incluso su computadora en el río, y en invierno, el cruce se vuelve prácticamente imposible debido a la nieve”, añadió. Además, explicó que se han registrado casos de accidentes graves, como amputaciones y muertes, relacionadas con el uso de estas jaulas inseguras.
El llamado de Poblete y otros vecinos es claro: se necesita una solución urgente que garantice la seguridad de todos los residentes de Río Grande. La comunidad sigue esperando una respuesta definitiva que les permita superar esta odisea diaria y asegurar un futuro más seguro para sus familias.