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Categoría:
Sociedad

Un grito de libertad y gratitud desde la distancia

En medio de la crisis que sigue afectando a Venezuela, la comunidad venezolana en Malargüe se unió para expresar su apoyo y solidaridad con aquellos que aún resisten en su país natal. En un emotivo encuentro reciente, Carolyne Torres, junto a su esposo Gabriel Rojas y sus hijos Gabriela, Matías y Brianna compartieron la historia de su desarraigo, su fe inquebrantable y su agradecimiento al pueblo argentino.

Hace 14 años, Carolyne Torres y Gabriel Rojas dejaron atrás su hogar en Venezuela, donde ya se vislumbraban los primeros indicios de la crisis que hoy tiene al país en una grave situación política y humanitaria. Con su pequeña hija Gabriela de apenas dos años, llegaron a Malargüe con la esperanza de empezar una nueva vida. Posteriormente, nacieron en nuestro departamento sus otros dos hijos, Matías y Brianna. Fueron de las primeras familias venezolanas en radicarse en nuestra ciudad, y a lo largo de los años, otros familiares y amigos se les unieron, formando una comunidad que llegó a contar con 36 personas en su momento.

“Nosotros llegamos a Malargüe por un llamado de Dios. Somos licenciados en Teología y nos contactaron para replantar la primera iglesia bautista. Desde entonces, hemos vivido cada etapa del deterioro de nuestro país a distancia, siempre con la tristeza de ver cómo nuestras familias y amigos sufrían las consecuencias de la dictadura”, relató Carolyne con evidente emoción.

La historia de Carolyne está marcada por el dolor de la separación. Su padre, Bladimir Torres, falleció hace cinco años en Venezuela debido a la falta de insumos médicos. “Nosotras, desde el exterior, tratamos de conseguir los medicamentos que él necesitaba, pero muchos no llegaron a tiempo. Fue desesperante no poder estar ahí, no poder abrazarlo”, recordó la entrevistada.

Como muchas otras familias, han tenido que despedir a sus seres queridos desde lejos, aprender a celebrar fechas importantes a través de una pantalla, y cargar con la angustia de saber que sus familiares en Venezuela carecen de lo básico para sobrevivir.

A pesar de todo, Carolyne y su familia expresan un profundo agradecimiento al pueblo argentino. “Argentina nos hizo sentir en familia cuando muchos otros países nos dieron la espalda. Gracias por recibirnos, por hacernos parte de su cultura y por tratarnos con dignidad. Nos han abrazado cuando nuestro corazón estaba partido en dos”, expresó la mujer.

Su historia es un testimonio de resiliencia, fe y gratitud. En medio de la adversidad, esta familia ha encontrado en Malargüe un hogar, una comunidad que los ha apoyado y los ha hecho sentir como uno más de la Nación.

El sueño de esta familia, como el de muchos venezolanos en el exilio, es volver a abrazar a sus seres queridos en una Venezuela libre. “Soñamos con un país donde se rompan las cadenas de la opresión, donde la dignidad y la libertad sean restituidas. Mientras tanto, seguimos luchando desde aquí, alzando nuestra voz por aquellos que no pueden hacerlo”, concluyó Carolyne.