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Sociedad

¿Los mendocinos somos conservadores?

Por Dr. Sergio Eschler

Luchas populares en Mendoza y Malargüe.

Formación del movimiento obrero y tradiciones sindicales siglos XIX y XX.

El 1º de mayo en Argentina tiene un doble significado: Se celebra el día de la Constitución Nacional en conmemoración de su sanción en la ciudad de Santa Fe, debido a que el 8 de noviembre de 1852 el General Justo José de Urquiza convocó a un Congreso Constituyente que fue inaugurado el día 20 del mismo mes. Todas las provincias estuvieron presentes, con excepción de Buenos Aires, separada del resto de la Confederación y así el 1º de mayo de 1853 se aprobó nuestra Constitución. El congreso Constituyente volcó en ella todas las ideas de Libertad que se habían gestado en la Revolución de Mayo y reafirmaron así el sistema republicano. La Constitución consta de un preámbulo, ciento diez artículos y adopta el sistema representativo, republicano y federal.

Además, se conmemora el Día del Trabajador ya que el 1º de mayo de 1886 los obreros de Chicago reclamaban un máximo de ocho horas de trabajo y aumento de jornales, fueron reprimidos y disueltos por la policía, lo que provocó una refriega. Estalló una bomba y murieron varios obreros. Siete de ellos que habían hablado en el acto fueron detenidos y posteriormente ahorcados. El Congreso Internacional de trabajadores reunidos en París en 1889 declara el día Internacional de los Trabajadores el 1º de mayo, y establece que los obreros efectuaran un paro, todos los 1º de mayo de cada año. Es el día que los obreros festejan las conquistas sociales obtenidas por las luchas colectivas.

El movimiento obrero de nuestro país tiene tres tradiciones sindicales que lo fueron construyendo durante finales del siglo XIX y principios del siglo XX. El anarquismo, el socialismo y el sindicalismo perfilaron a los trabajadores como antagonistas al modelo agroexportador de la Generación del Ochenta. El aluvión inmigratorio, de la segunda mitad del siglo XIX, supo dotar de ideas y potencia a la organización de los trabajadores. Es posible visibilizar antecedentes a estos tiempos de luchas y resistencias de los sectores del Bajo Pueblo, como los definió el Historiador Gabriel Di Meglio desde los tiempos del Proceso Revolucionario de Mayo de 1810. Sin embargo, en este articulo vamos a problematizar, desde las ciencias sociales, la formación el movimiento obrero en Mendoza.

En nuestra provincia, en el año 1895 se Reforma la Constitución de Mendoza, con importantes cambios en el plano institucional. Un año después, se concreta la primera huelga local. Los protagonistas, los carreros de la Capital provincial. Desde la comuna decidieron bajar el salario. El Paro fue total, el vecindario se quejó por la falta de servicio, se improvisaron a peones (al estilo lumpen) para realicen dichas tareas estratégicas de la Cuidad de recolección. En nuestro mercado laboral, se utilizaba la Libreta de Conchabo era un vínculo entre patrón y los peones en las zonas rurales, pero utilizadas en las ciudades, no portar dicha documentación era estigmatizado como vago y la policía los reprimía. La revoluciones y Constituciones deberían haber abolido este sistema, en Cuyo increíblemente seguía vigente para finales del siglo XIX.

En los convulsionados tiempos de 1905, durante el desarrollo del tercer intento revolucionario de la Unión Cívica Radical encabezadas por José Néstor Lencinas en Mendoza, se agitan las conmociones laborales por el descanso dominical. Ese año, los alumnos dieron la nota, se produce la primera huelga estudiantil en protesta a las matriculas que debían pagar las familias. La deserción escolar era altísima por estos años. Este clima de movilización social, tuvo sus consecuencias. En 1907, se concretó la primera Huelga General de la Provincia, el tema del descanso dominical y los bajos salarios fueron el motivo principal del cese de actividades, que duró un mes.

Como consecuencias de los reclamos sociales del año 1909, donde se enfrentaron trabajadores y policía, El Centenario de la Revolución de Mayo (1910) se conmemoró bajo Estado de Sitio, donde los trabajadores no podían protestar, ni realizar movilizaciones, los sectores de la alta sociedad, no querían que se visibilizaran las miserias laborales durante su gran festejo.

El proceso revolucionario en Rusia, de 1917 durante la Gran Guerra, contra el modelo Zarista y feudal, produjo una ola expansiva por todo el mundo. El Comunismo era un modelo concreto. En Mendoza, por la UCR se desarrolló el proyecto de José Néstor Lencinas como Gobernador en 1918, se produjeron varias reacciones populares, de los docentes, pero también de otros sectores importante de la economía de Mendoza como la vitivinícola. Los obreros tenían grandes expectativas con la propuesta del Gaucho, sin embargo, las legislaciones sociales eran obstruidas por las patronales sistemáticamente. La década del veinte, fue de intervenciones y violencia política. No hubo estabilidad para consolidad de realidad laboral.

La década del treinta, se produjo el Primer Golpe de Estado Cívico Militar de los seis que se van a desarrollar durante el siglo XX. En nuestra localía, los demócratas, por decreto aplicaron un impuesto a los sueldos a los trabajadores, para paliar el déficit del banco Mendoza. Luego vendrá el peronismo, las resistencias y en la década de setenta el Mendozazo en 1972, como un hito referencial de las luchas locales.

En Malargüe, siempre hubo presencia obrera y organización de los trabajadores en las minas, sobre todo. Una Pueblada de malargüinos en 1964, llamada el Motorazo, y el Malargüinazo en 1972 marcan dos momentos claves de las luchas sureñas organizadas desde abajo. La apropiación del espacio público es una tradición en las calles malargüinas, de forma distanciada en el tiempo.

En la villa sureña faltan trabajos académicos sobre la formación y desarrollo del movimiento obrero local, buen momento para pensar en potenciar una línea de investigación historiográfica en ese sentido.

Poner en valor los orígenes del movimiento obrero, evidenciando de forma panorámica su formación y sus luchas, tiene como objetivo poder reflexionar críticamente sobre nuestra actualidad, este presente tan acelerado que nos toca atravesar, donde las luchas sociales por mejoras laborales están disminuidas, tanto en las consideraciones como en las prácticas de los mendocinos/as. Las deudas de la democracia en Mendoza, en materia laboral son enormes, pero considerar como política pública el artículo 14 bis de la Constitución Nacional, puede ser un buen comienzo.

El pensador de las Bases, Juan Bautista Alberdi, afirmaba: “podemos decir que la Constitución es una gran ley que pesa sobre el legislador lo mismo que sobre el último de los legislados, la Constitución es la ley de leyes. “La simbiosis entre los derechos laborales y el efectivo cumplimiento de la Carta Magna, es el gran desafío de todas las generaciones de nuestro país, para dejar de ser una República posible y convertirnos en una República verdadera en términos alberdianos.

Si las historias populares, no sirven para activarnos en el presente, las narrativas históricas son solo “vejeces”, como diría un amigo de Mafalda, en una secuencia magistral de Quino. Estos procesos nos invitan a pensarnos como mendocinos. Luego de las luchas presentadas: ¿Somos conservadores? ¿o nos quieren hacer creer que somos conservadores? Una reflexión profunda sobre la mirada panorámica de las líneas precedentes, pueden empezar a refutar algunos discursos deliberados sobre la mendocinidad.

Referencias Bibliográficos

  • BIANCHI PORRA Rosa, 2001, Memorias de Medio Siglo, Zeta Editores.
  • Diario LOS ANDES; 1982, Cien años de la mendocina. Centenario Diario Los Andes. 1882-1982.

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