Por Juan Manuel Ojeda (DNI: 31.167.383)

La política puede ser un terreno resbaladizo, donde las palabras y las acciones a menudo se confunden. En este contexto, es esencial analizar las acusaciones que me han hecho como ex intendente de Malargüe. A pesar de las calumnias y las injurias que rodearon mi gestión, la verdad ha salido a la luz, demostrando que muchas de estas afirmaciones carecían de fundamento. El cambio propuesto por ciertos sectores políticos no solo ha sido erróneo, sino que también han intentado causar un daño considerable en mi reputación.

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Desde el inicio de mi mandato, me enfrenté a una serie de ataques políticos que buscaban socavar mi imagen. Estos ataques, muchas veces impulsados por enemigos políticos, se basaron en acusaciones infundadas sobre la gestión de los recursos municipales. La realidad es que las cuentas de mi gestión fueron aprobadas, lo que demuestra que las críticas carecían de sustento. Esta aprobación indica que, a pesar de los intentos de desacreditarlo, la gestión Ojeda cumplió con los estándares requeridos.

Mientras Camiolo sostenía que debía pagar más de un millón de pesos por este faltante, la verdad es que el costo real era de 89,000 pesos. Este hecho pone de manifiesto la exageración de las acusaciones y la manipulación de la información con fines políticos. Es fundamental que el Concejo Deliberante ejerza un control responsable y no se convierta en un instrumento de persecución política, como se ha visto en este caso. La prudencia y la búsqueda de la verdad deben prevalecer sobre los intereses personales.

A lo largo de los 18 meses posteriores a finalizar mi gestión se ha demostrado que la totalidad de las denuncias eran simplemente tácticas para desprestigiarme. A pesar de los intentos de algunos sectores de mantener vivas estas acusaciones se debe recordar la importancia de la verdad en la política y de la necesidad de ser cauteloso al emitir juicios sobre la labor de otros.

En conclusión, la historia de este ex intendente es un claro ejemplo de cómo las calumnias y las acusaciones infundadas pueden dañar a una persona. La aprobación de las cuentas de mi gestión y la revelación de la verdad detrás de las acusaciones, destacan la necesidad de un enfoque más responsable y ético en la política. Es esencial que se priorice la verdad sobre la manipulación y que se fomente un ambiente donde las acciones políticas se basen en la realidad y no en el deseo de dañar a otros. La política debe ser un espacio de construcción y no de destrucción.