La Escuela 2-030 Doctor Juan Maurín Navarro, la institución más grande en la modalidad de Educación Especial en la provincia, celebró con profunda emoción sus 50 años de trayectoria en Malargüe. El aniversario no solo marcó un hito en la historia de la escuela, sino que reunió a una comunidad que ha sido testigo del crecimiento y la evolución de un proyecto que comenzó con muchas esperanzas y pocos recursos, pero con un compromiso inquebrantable con la educación inclusiva.
Fundada hace medio siglo, la Escuela Juan Maurín Navarro, que inició su camino bajo la dirección de Violeta Aguilar, quien también se desempeñaba como maestra, atravesó años de esfuerzo antes de lograr lo que hoy es una realidad: un edificio propio que alberga alrededor de 400 estudiantes con discapacidad. En sus primeros años, la institución funcionaba donde es hoy el Concejo Deliberante, adaptándose a las necesidades del momento y soñando con un lugar donde los niños pudieran recibir la atención especializada que merecían. Finalmente, con el tiempo y la gestión incansable de sus autoridades, maestros y la comunidad, la escuela logró inaugurar su propio edificio, un espacio pensado para el desarrollo integral de sus estudiantes que se encuentra ubicado en Adrián Illescas y Telles Meneses.
A lo largo de las décadas, la matrícula de la escuela creció de manera exponencial. De unos pocos alumnos y un reducido cuerpo docente, hoy la institución cuenta con alrededor de 400 estudiantes y un equipo de 50 profesionales de la educación especial. Este crecimiento no solo refleja la importancia de la escuela en el departamento, sino también el compromiso de Malargüe con la inclusión y el derecho a una educación adaptada a las necesidades de todos.
El acto de celebración fue profundamente emotivo. Participaron autoridades locales y provinciales como así también maestros, celadores, profesionales que integran el equipo técnico, docentes y directivos que desempeñan sus funciones actualmente y personal jubilado que formó parte de los primeros años de la institución. También se hicieron presentes ex alumnos y padres. Un dato de color es que estuvo presenciando el evento la primera celadora de la escuela, Ana Guajardo, quien tiene 94 años de vida.
Entre los asistentes, se vieron rostros conocidos que dedicaron gran parte de sus vidas a la enseñanza y que, en más de una ocasión, no pudieron contener las lágrimas al recordar momentos significativos vividos en la escuela.
La actual directora, Verónica San Martín, destacó la evolución de la institución, desde sus humildes comienzos hasta convertirse en un referente provincial. “Es una escuela de gran envergadura, ya que recibe a niños y niñas con diferentes discapacidades. Queremos mostrar lo que significa la educación especial. Hay un gran equipo de trabajo, muchas personas nos acompañaron para poder brindarle a la comunidad un gran festejo”, remarcó la directora.
El acto también fue un momento para el recuerdo. Muchos maestros y celadores jubilados compartieron anécdotas de sus años en la escuela, recordando a compañeros, y alumnos que ya no están con vida, pero cuyo legado sigue presente en cada rincón de la institución. Las miradas llenas de nostalgia reflejaban los momentos vividos, las dificultades superadas y las victorias compartidas.
Este aniversario fue mucho más que una celebración de sus 50 años. Fue un homenaje a cada persona que ha dedicado su tiempo y esfuerzo a construir una institución que hoy se erige como un símbolo de inclusión y compromiso social. En el aire se respiraba gratitud, orgullo y un sentido de pertenencia que une a generaciones de malargüinos que han sido parte de esta historia.